“Chabela”. En: Gutiérrez, Joaquín. Te conozco Mascarita. Santiago de Chile: Editorial Nascimento, 1973
“Chavela, nombre familiar de Carmen Lira, la gran escritora costarricense, madre y camarada de toda mi generación, muerta en el destierro, en México, a raíz de la guerra civil de 1948”
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Chavela
Publicado por editoriallegado el noviembre 10, 2011
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La otra cara de “Carmen Lyra”
Naranjo Chacón, Gustavo A. “La otra cara de “Carmen Lyra”. La Prensa Libre (San José, Costa Rica), 15 de enero de 2001, Página 13.
Nacida en 1888, María Isabel Carvajal es mayormente recordada por “Los cuentos de mi tía Panchita”, pero más allá de ellos, ella siempre se distinguió por ser una luchadora de las causas sociales.

María Isabel Carvajal, valiente luchadora de las causas sociales… muy diferente a la “tía Panchita” que recordamos
María Isabel Carvajal vio la primera luz un 15 de diciembre de 1888. De niña asistió, al igual que muchas otras niñas de la capital, al renombrado Colegio de Señoritas, donde se recibió en 1904. Sin embargo, mucho antes de convertirse en “Carmen Lyra”, la escritora, la joven dama sirvió como novicia en el Hospital San Juan de Dios. Y sería ese dolor y sufrimiento de los pobres y desamparados el que encendería para siempre en ella su llama de luchadora. Comenzó a escribir incansablemente apoyada por sus amigos don Joaquín García Monge –para quien redactaría en la revista “Ariel” bajo el pseudónimo Carmen Lyra (este nombre surgió del recorrido que hacían los buses en Chile: Carmen-Lira)– y don Omar Dengo, quien junto a Rómulo Tovar la iniciaron en las ideas del anarquismo.
Serían estas ideas las que le impulsaron a ingresar al Centro Germinal, donde se comenzarían a desarrollar los temas de una nueva educación que daría frutos con la apertura de la Escuela Normal en 1915 bajo la administración de González Flores. Cuando el Ministro de Guerra Federico Tinoco se hizo del poder, María Isabel Carvajal no dudó en lanzarse a las calles, en la famosa huelga de maestras que acabaría con el incendio del diario oficialista “La Información”, en 1919.
Para 1920 su figura se había vuelto tan controversial que el gobierno decidió darle una beca y enviarla lejos por un tiempo. El destino sería Europa, para que estudiara las íntimas técnicas de pedagogía en la Universidad de París, con el fin de renovar la educación nacional.
A su regreso traería consigo los conocimientos de las técnicas preescolares Montessori, con las cuales abrió el primer parvulario contiguo al edificio metálico. A ella se unieron las maestras Margarita Castro y Luisa González. Años después, cerca de 1930, ya dejado el aprismo como escuela política y estudiando a fondo el socialismo científico, ella se lamentaría de lo poco que hacía una buena educación habiendo necesidades básicas y extrema pobreza en los pequeños, olvidados por la sociedad capitalista.
Más allá de la Tía Panchita

La verdadera “tía Panchita”, la que nos enseñó a pelear por nuestros ideales en un mañana mejor
Aunque su obra más conocida son “Los cuentos de la tía Panchita”, su producción fue rica y diversa. Entre sus obras más maduras se encuentra “El banano y los hombres” y “Barrio Cothnejo-Fishy” con el que abandonaría el realismo literario y abriría en el país del realismo crítico.
Gran parte de su obra fue divulgada a través de las revistas Repertorio Americano, la Revista Renovación –de la cual sería directora– y El Trabajo, la principal publicación del Partido Comunista.
Durante la década de los treinta apoyó junto a Carlos Luis Fallas las huelgas de zapateros en San José y de trabajadores en los bananales. En este periodo escribiría su “Historia de la United Fruit Company y sus atrocidades”. Dicha compañía fue creada por la enigmática figura del liberal Minor Keith.
María Isabel Carvajal murió el 13 de mayo de 1949 en la ciudad de México, donde gran cantidad de escritores e intelectuales latinoamericanos la velaron en medio de una multitudinaria actividad convocada por el Partido Comunista de México.
Cuando su cuerpo arribó al aeropuerto de La Sabana, en medio de la tensión por los eventos del 48 y la reciente intentona de golpe liderada por Eduardo Cardona, se rumoró que en el ataúd venían armas para los rebeldes. El ataúd fue escoltado por miles de costarricenses que durante dos días pasaron por su vivienda depositando flores para rendir un último menaje a la tía y maestra de todos los costarricenses

Decreto del diario oficial La Gaceta de 1976, donde se declara Benemérita de las Artes y las Letras Nacionales
Publicado por editoriallegado el octubre 26, 2011
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Carmen Lyra

Carmen Lyra
Carmen Lyra es el nombre artístico de María Isabel Carvajal, la escritora más significativa de las letras costarricenses y una figura entrañable para varias generaciones educadas con sus relatos a partir de los años cuarenta, cuando, en cada aula, se acostumbraba cerrar el día embelezando a los niños con las travesuras de Tío Coyote y Tío Conejo. Nació en 1888 en San José y murió exiliada en México en 1949. Fue educadora por antonomasia, luchadora cívica, renovadora en la narrativa y la docencia, cuentista y novelista. Entre su vasta producción figuran numerosos artículos en Repertorio Americano y otras revistas literarias; los libros Fantasías de Juan Silvestre, Bananos y hombres y Relatos Escogidos; varios ensayos políticos y didácticos; el manual escolar Patria Grande y la novela En una silla de ruedas.
Publicado por editoriallegado el septiembre 19, 2011
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Tía Panchita y la niña Carmen
“Tía Panchita y la niña Carmen”. La Nación. Zurquí, (San José, Costa Rica), 17 de abril de 1996
Mi Tía Panchita era una mujer bajita y menuda…” así nos describe Carmen Lyra a esta mítica narradora de increíbles historias para niños.

Ilustración tomada del artículo mencionado con anterioridad.
Pero qué casualidad que su descripción nos recuerde a la de la niña María Isabel, esa incasable maestra costarricense que hacia los años veinte inició su gran labor de escritora y educadora.
Y es que de su mágica mano salieron los cuentos más queridos por generaciones de costarricenses, cuentos que ella dijo haber recogido de la estancia de la propia Tía Panchita, en una limpia casita allá por las inmediaciones del Morazán, la misma instancia donde la prolija viejtia desgranaba esas historias y cuentos para entretener y hacer reír a los niños de esos tiempos.
María Isabel Carvajal o Carmen Lyra (como mejor la conocemos) nació en San José, en 1888.
Sus estudios primarios los realizó en la escuela del Edificio Metálico y los secundarios en el Colegio Superior de Señoritas, además recibió el certificado de maestra normal y se dedicó a enseñar en varias escuelas tanto de la capital como la escuela rural de El Monte, en Heredia.
Ingresó a trabajar como novicia en el hospital San Juan de Dios y luego de dos años, comprobó que su verdadera vocación era otra.
Así que continuó con su labor educativa e inició su actividad literaria publicando artículos y obras en las más prestigiosas revistas y periódicos de la época. En 1918 publicó sus primeros libros.
En 1920 publicó la obra por la que la recordamos tantas generaciones de ticos: Los cuentos de mi tía Panchita, un libro que recoge 23 relatos de la tradición popular y otra serie de cuentos cómicos y picarescos del famoso Tío Conejo.
Dos años después fue becada por el gobierno a Europa, donde el contacto con los revolucionarios ideales socialistas cambiaron su vida.
Si antes había estado comprometida con la educación y la justicia, desde ese momento se involucró además con los movimientos sociales costarricenses de la época y llegó a formar parte del partido comunista.
Pero su actividad política no la sustrajo de su principal interés: los niños y la educación. En 1926 fundó la Escuela Maternal Montessoriana, escribió libros de texto y lectura para nuestros escolares, introdujo el teatro para niños dentro de la literatura nacional, impartió la cátedra de literatura infantil en la Escuela Normal de Costa Rica y junto a la escritora Luisa González, publicó la revista para niños: San Celerín.
Y como si fuera poco, esta incansable mujer, tan inalcansable como la Tía Panchita, colaboró con el Patronato Nacional de la Infancia y la Biblioteca Nacional.
Pero eran otros tiempos y su actividad política fue castigada con el exilio. Así que la niña María Isabel, Carmen Lyra y la Tía Panchita, todas fueron expulsadas de la tierra que tanto amaban y tuvieron que vivir sus últimos días en México. María Isabel Carvajal murió en el año 1949.
Pero no creamos que con ella se fueron Carmen Lyra y su Tía Panchita, no señor, esas siguen muy vivas, como si el tiempo no pasara y aun estuvieran en la estancia de la casita del Morazán, donde entre risas y sueños deleitan a los niños de Costa Rica con sus historias y cuentos.
Publicado por editoriallegado el agosto 3, 2011
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Carta de Magón a Carmen Lyra
New York, Abril 17 de 1920.
Srta. María Isabel Carbajal
San José – Costa Rica.
Estimada Carmen Lira:
El mutuo amigo García Monge, alias “Moto” acaba de enviarme el último tomo de sus colecciones “Cuentos de mi tía Panchita”, debidos a su pluma. No he podido resistir al impulso de escribir a Ud. unas dos gruesas palabras de felicitación y mi promesa de escribirle largo y tendido cuando concluya la lectura. Voy o iba anoche por “Uvieta”, hasta ahora el que más me ha gustado.
Como yo reclamo y mantengo ser el iniciador en Costa Rica de la literatura de Costumbres, tengo y asumo el derecho de lamentarme o felicitarme con la aparición de nuevos libros del género.
El suyo es de los que me han “Vuelto turumba” y me han puesto más contento que negro con zapatos nuevos.
Porque yo conocí a su “tía Panchita” que en casa se llamaba “Manuela Jiménez” y en otras casas allá por 1890 debió llamarse “Sunción” o “Mona” o “Chedes” o “Trenidad” y fuí grandísimo Compinche de ella y me le arrecostaba con temblorosa ansiedad y temerosa expectación a escucharle sus fantásticos “Cuentos de Camino” con súbitas apariciones y aventuras del Cadejos, la Zegua y la Llorona y el Patas, todos más o menos tarde derrotados y hechos chuicas por la flamante espada del “Príncipe Encantador” o por las burdas Argucias del “Tonto” que siempre resultaba ser el más “Vivo”.
La boca la tengo hecha agua, leyendo su libro y lanzando mi memoria a los felices años de mi niñéz, cuando mi Cátedra preferida era la Cocina, mi Liceo el corredor de mi tía “Cholita” Castro de Zúñiga y mis teorías las de Bertoldo, Sancho, Don Quijote, Pedro Urdemales y ñor Valentín y Sequeira o Secaira, el atormentador de Don Braulio Carrillo.
Dios se lo pague y la Vírgen me la guarde de toda contingencia por haberme sonado ese cascabelito de oro en la purísima oreja, que me ha causado íntimo regocijo. Así se hace que ya prontito el “Moto” echará también mis Cuentos en el libro y entonces me daré el gustazo de dedicarle un ejemplar pa que vea!
Eche acá esos cinco libros y no se caliente si le digo que soy su servidor y amigo,
Magón
—-
Fuente: Cosas de Jota (Blog)
Publicado por editoriallegado el agosto 3, 2011
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Responso a Carmen Lyra
Fabián Dobles
Recordando a Carmen Lyra
No.
que no descanse en paz.
Que no descanse en paz su cuerpo,
ya mineral feroz,
flor de tierra.Que no descanse en paz su voz,
ahora inefable,
aquella exhuberante voz de mariposa
que libaba mieles y dolores
y sonaba tan como suena la verdad,
tan como saben la vida, las auroras,
las corrientes del agua.Que no descanse en su paz
su eterno, suave grito,
su cariñoso, humano, entero corazón
que no descanse en paz…
Que descanse en nosotros.
Tomado de la página de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados
Publicado por editoriallegado el agosto 3, 2011
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Carmen Lyra escribió para todos los niños
“Carmen Lyra escribió para todos los niños”. La Nación, 3 de agosto de 1988, p. 3c
Compuso atractivas páginas de textos de lectura para la escuela primaria. En ellas, lo pedagógico, lo instructivo, lo adoctrinador se convertían en lecturas atractivas con las que encantaba a los lectores.
Uno de los mejores resultados de la cátedra de Literatura Infantil que desempeñó en la Escuela Normal de Costa Rica, fueron sus obras de teatro para niños: “Ponerle el cascabel al gato”, “La Cigarra y la Hormiga”, “Caperucita Roja”, “Zarzuela” con música del maestro Julio Fonseca, “Ensueños de Navidad”, “La Niña Sol” y “Había una Vez”.
Carmen Lyra fue la introductora y la creadora, en nuestro país, del teatro destinado al público infantil.
Entusiasmadas por dar a los niños literatura a su alcance, Lilia González, educadora eminente y Carmen Lyra, publicaron la primera revista con orientación moderna ofrecida a nuestros escolares “San Selerín” la que muy pronto llegó a ser famosa en el mundo escolar del país.
Su famosa obra de la literatura infantil es “Los Cuentos de Mi Tía Panchita” publicado en 1920, en la que recogió 23 relatos de la tradición popular y otra serie de cuentos cómicos y picarescos del personaje Tío Conejo, considerado compatriota nuestro, a pesar de que se cree que vino de África.
Sus preocupaciones sociales
Después de graduarse como maestra normal en el Colegio Superior de Señoritas, Carmen Lyra ingresó como novicia religiosa, a trabajar en el Hospital San Juan de Dios. Pero sus preocupaciones sociales la alejaron de los hábitos e inició su actividad literaria en los periódicos y revistas más importantes de la época, tales como Páginas ilustradas, Pandemonium, Ariel y Atenea.
A sus 26 años, asumió la dirección de la revista artística y pedagógica Renovación y en 1918 se publicaron sus primeros libros Fantasías de Juan Silvestre y la novela romántica En una silla de ruedas.
En 1931 publicó en Repertorio Americano, y su ensayo “Bananos y Hombres” también colaboró con el periódico Trabajo órgano del Partido Comunista. Como ves, Carmen Lyra no sólo fue educadora y escritora, también fue una castigada tiempo completo con el exilio en México, país que la acogió.
Porque Carmen Lyra era tan enérgica y combativa, que identificada con las demandas del pueblo, participaba en mitines y manifestaciones. Ella misma dirigió a los maestros contra el Gobierno de Tinoco, el 13 de junio de 1919, lo que culminó con la quema del periódico “La Información”, vocero de esa dictadura.
El arma de Carmen Lyra, la espada con la que trataba de construir un mundo justo para sus niños, era su pluma.
Carmen Lyra murió un 13 de mayo en Ciudad de México. Sus restos llegaron a Costa Rica el 19 de mayo, y nuestra tierra le dio sepultura.
Tiempo después, Costa Rica quiso brindarle homenaje, y en la planta baja del quiosko del Parque Central, se inauguró en San José en 1971 la Biblioteca Infantil que lleva su nombre.
Publicado por editoriallegado el agosto 3, 2011
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